miércoles, 2 de marzo de 2011

Plagios, presiones y responsabilidades

Karl-Theodor zu Guttenberg plagia parte de una tesis doctoral. Después de renunciar a su título de doctor mientras se evalúa el caso, el ministro alemán mejor valorado por sus ciudadanos dimite. Y según mi humilde criterio, quizá sea lo más decoroso y responsable, pero tampoco tenía por qué. Al fin y al cabo, el escándalo no tiene nada que ver con su actividad política y la renuncia al título debería haber bastado. Igualmente, valoro su determinación.

Ana Rosa Quintana plagia, en el año 2000, párrafos enteros de su primera novela, Sabor a hiel, de obras de Danielle Steel y Ángeles Mastretta. Después de quitarse el muerto de encima y echárselo a David Rojo, su estrecho colaborador, la periodista conduce desde 2005 un popular programa matinal que incluso lleva su nombre. El viernes pasado, en él se ofreció la que es, según la presentadora, “la noticia que todo periodista hubiera querido dar”. Después de un juicio en que Santiago del Valle y su mujer, Isabel García, se declararon inocentes del asesinato de Mari Luz Cortés, asesinada hace poco más de tres años, la última declara, en evidente estado de alteración y ante las cámaras del programa, que “su marido se la cargó”.

Después de trasladar a la presunta cómplice del asesinato a la comisaría bajo un trato supuestamente cuestionable, las críticas llueven a Ana Rosa, básicamente referidas a que lo hecho transgrede los límites de lo tolerable y del infotainment, que ya es, desde mi punto de vista, discutible en sí mismo. Y, ni corta ni perezosa, Ana Rosa lloriquea, se defiende y el lunes nada más comenzar suelta lo de la noticia que todo periodista hubiera querido dar. La exclusiva es la exclusiva. Y, menos mal, se lleva otro TP de Oro.

Note el lector avispado que lo del miembro del gabinete alemán es poco más que la excusa para meterme con Ana Rosa. Pero hay una cierta relación. Zu Gutenberg es político, un ministro a quien sus ciudadanos conocen y, en mayor o menor grado, respetan. Y ha copiado y dimitido por ello. Ana Rosa Quintana es una periodista de larga trayectoria, reconocida y también respetada, como todo el mundo, por unos más que por otros. Y copió, o alguien lo hizo en su nombre. Fallo por ignorancia. Y ahí sigue, torturando en directo a una mujer aterrorizada. Evidentemente sería ridículo pedir que la presentadora o su programa desaparecieran de la parrilla. No porque Ana Rosa no tenga el mínimo de vergüenza necesario para haberse retirado, antes o después, de la primera línea televisiva, ni porque Spain sea different, ni mucho menos. Pero sí puedo sentirme mal porque una persona que se dio una segunda oportunidad —que de hecho ni siquiera percibió como tal— con el propósito de hacer las cosas bien —espero— caiga en algo incluso peor que no repasarse una novela.

Yo sabía a lo que venía cuando puse el vídeo y le di al play. Ya sabía lo que pasaría, la manera en que se haría y la especie de tortura descafeinada que estaba a punto de ver. Aplaudo con hastío esta falta de escrúpulos, este aprovechamiento descarado del desorientado y asustado. Según Ana Rosa, esa declaración es el resultado de tres años de trabajo de su equipo. Y menudo trabajo.


Lo que no se vio durante la entrevista.

La cuestión es otra. ¿Ha valido la pena? Si el objetivo era demostrar que, una vez más, hemos llegado a un punto en el que todo vale, la degradación televisiva alcanza a tocar el cielo de lo grotesco y algunos son capaces de llegar al acoso, al trato de muñeco y a la tortura psicológica por conseguir un buen titular —porque el titular, eso sí, es enorme—, enhorabuena. Show must go on. Lo habéis vuelto a conseguir. No sé si esperabais una palmadita en la espalda, y los guantazos os han pillado por sorpresa. Sinceramente, no lo creo. De nuevo, e igual que yo cuando puse el vídeo, vosotros también sabíais a lo que os exponíais, pero también sabéis que no os va a pasar nada. La vida sigue, el programa también, habéis engañado a una mujer amedrentada y dominada por su marido —y por vosotros— con vuestros encomiables conocimientos de pedagogía. Genial.

Solo manifiesto, no ya como blogger o estudiante de periodismo, sino como ciudadano que, ciertamente, me da bastante asco y pena lo que vi el viernes pasado. Y que yo al menos, como muchos otros, me siento orgulloso de decir que esa noticia no la hubiese querido dar ni harto de vino. A continuación, observen en directo cómo presionamos a una mujer con una inteligencia visiblemente limitada y en un evidente estado de tensión, sollozando, suplicando y al borde del desmayo, para que nos confiese lo que no ha querido contestar a jueces, abogados y fiscales. Lo siento, pero que lo haga otro. Prefiero la mediocridad del que juega limpio a la desenfrenada aventura del buitreo y la carroña en directo. Pero cada cual a lo suyo.

4 comentarios:

  1. Ei! Aplaudeixo tot el que escrius. Ara, el millor de tot, el link de la paraula "Genial". Boníssim.
    A banda d'això, sí, molt lamentable l'Ana Rosa en tot el seu conjunt.
    Helena

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  2. Chapeau, Dani. Feia dies que volia llegir alguna cosa teva (el Nil era el teu aval) i per fi he trobat el teu blog i un moment per llegir.
    M'encanten molts recursos estilístics que utilitzes i com els inclous en un mateix discurs ordenat i coherent.
    Són petits detalls, però em motiven un merder xd

    Apa Dani, cuida't!
    (el nom del blog té alguna cosa a veure amb pink floyd?)

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  3. Moltes gràcies a tots tres per comentar! :)

    I sí, Alan, estava escoltant Outside the Wall i pensant en un nom i em va semblar que quedava bé una cosa així, però ara vaig descobrint blogs en anglès que es diuen igual i em sento poc original xD

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