lunes, 19 de marzo de 2012

Charles Bukowski y una decepción mal disimulada

Este post no tiene un eje temático claro. En parte, ni siquiera me parece digno de ser compartido. Podría decirse que va sobre la frustración que se siente al darte cuenta de que las cosas te gustan pero en realidad no; aun así tiene final feliz. Aparecen disculpas, insultos, temores y Charles Bukowski. Incluso llego a insultarle. Y está muerto. Probablemente no te resulte interesante si no te importa mi vida. Y además es largo. Una muestra más de que soy malo intentando buscar mi "target".

Últimamente no leo tanto como quisiera. Llego a tener cinco, seis libros pendientes a la vez y cuando termino uno de ellos (a veces dejando otros de ladoretomándolos semanas después y haciéndoles toda clase de desprecios) ya tengo otros dos más esperando. Esperando hasta que quizá, unos meses o años más tarde, me dé por empezar a leerlos, o conseguirlos si ni tal siquiera los tengo. Al menos, eso sí, leo más de lo que escribo. Y ahora que escribo tiene que ser sobre algo que leo. Pero ese es otro tema.

El caso es que a veces consigo terminar algún libro, y el último ha sido de uno de mis autores favoritos: Charles Bukowski. El REALISMO SUCIO con mayúsculas, porque encima muchas veces es autobiográfico. Un tío que solo necesitó un mes para escribir algo tan bueno como "Cartero", su primera novela, después de despedirse de la oficina de correos donde había estado puteado durante más de una década. Bueno, un mes y cincuenta años de una vida bastante jodida y por ello tan interesante. Tengo que hablar en profundidad de este tío en alguna otra ocasión.

"Hijo de Satanás". Es el libro en cuestión, que compré una vez leídas –creo– todas sus novelas desde la citada "Cartero" hasta "Pulp", la última de ellas y una cosa rara hasta decir basta. Pero este en particular es un libro de relatos, 21 para ser exactos. Y este, el relato, es el género que estuvo cultivando durante tantos años antes de convertirse en un escritor reputado, pero los que nos ocupan fueron publicados en 1990, cuatro años antes de la muerte del escritor.

Charles Bukowski. No, él tampoco se consideraba muy atractivo.

Hablando ya de "Hijo de Satanás", debo decir que no le he encontrado la contundencia de otros textos de Bukowski. El primer relato, que da título al conjunto, presenta a unos niños que tratan de cometer una ejecución que sucede antes de que el lector tenga tiempo de preguntarse por qué –algo brutal si uno se para a pensarlo–. En las siguientes historias hay vagabundos, escritores, putas, deportistas y trabajadores de diversa índole, pero hay un factor común con alguna honrosa excepción: de alguna forma, son todos fracasados. El problema es que la mayoría me parecen de un pesimismo y una decadencia contagiosos. Y eso quiere decir que a veces la intensidad no es la misma a la que el autor me tenía acostumbrado.

Soy fan de Bukowski. Por ello es inevitable pensar que este me lo he leído casi por compromiso, aunque lo haya apartado todo para centrarme en él. No sé si es normal tener deudas con borrachos muertos a los que no conociste en vida –a él probablemente no le molestaría que lo llamara de esta forma, pero quiero creer que en virtud de los buenos ratos que me ha hecho pasar y los que todavía me quedan –no he leído mucha poesía suya, y "El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco", una especie de compendio de reflexiones, me mira desde la mesa–, este libro es bueno.

Como ya dije, lamento la estafa. Este post no va sobre el libro. Ni siquiera sobre Bukowski. Es más sobre la frustración que se siente al darte cuenta de que en ocasiones toleras las cosas simplemente por costumbre, o porque debes hacerlo –santo cielo, cómo no me va a gustar algo de Bukowski–, o porque estás enamorado –o crees, o quieres estarlo–. Les pasó a los tarantinianos de pro cuando el genial director se pasó a hacer cosas raras, y espero que sea normal que me suceda con mi querido escritor de motel barato, aunque en este caso es más probable que sienta que se me hace repetitivo leer siempre sobre vagabundos, suicidas y borrachos.

Bukowski bebiendo en el plató del programa francés "Apostrophes", en 1978. Así era él.

En cualquier caso, tal vez el cerebro humano no esté preparado para una decepción tan grande. El ser amado ha hecho algo que no te gusta. Bukowski, vuelve, te quiero. No eres tú, soy yo.

Cuando pasa esto tienes varias opciones. Joderte es una. O puedes interpretar que, simplemente, lo que acabas de ver no es tan bueno como el resto, y confiar en que la cosa mejorará en el futuro. En mi caso, será difícil; el tío lleva 18 años muerto. Pero aún siguen apareciendo cosas suyas, escondidas, olvidadas en el fondo de sus cajones, a la espera de ser rescatadas. Por ejemplo, ahora resulta que Charles Bukowski era un sentimental, algo que de hecho ya demostraba en libros donde otros solo veían tetas y peleas de bar. Parece que el pasado es capaz de redimirse a sí mismo.

Ahora que releo por encima el libro para escribir esto, descubro que en realidad me ha gustado más de lo que pensaba. Me sorprendo al recordar las historias que narra, algunos detalles que me han hecho sonreír, y me sorprendo de nuevo al comprobar que mi recuerdo es capaz de contradecir lo que he dicho hasta ahora, haciéndolo casi cruel e injustificado.

Pero ya está escrito. Además, ahora se pone a llover. Eso será que te gusta. A tu salud, Hank.

5 comentarios:

  1. ¿Otra entrada sobre Buchowski? Qué futilidad.

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  2. Quina casualitat, tu. Justament m'estic llegint "Contes de la bogeria quotidiana" d'aquest home. És heavy, és heavy... Bon escrit Dani, una abraçada. Helena

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  3. Uee, finalment algú que ha llegit alguna cosa seva xD I sí, de vegades té coses que son una mica exagerades... Una abraçada a tu també!

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