martes, 17 de julio de 2012

Funny Games: la violencia como entretenimiento

Hay algunas películas que resultan chocantes. Por mil motivos. Por violentas, por dramáticas, por lo buenas o malas que son. Funny Games se estrenó en 1997, y parece tener algo de todo eso. Obra del director austríaco Michael Haneke, cuenta la historia de una familia prototípica (el padre, la madre, el niño, el perro) que va a pasar una o dos semanas en su casita del lago. Allí conocerán a dos siniestros personajes aficionados al golf que pronto se revelarán como un par de buenos enfermos mentales, que disfrutarán torturando y asesinando por el simple hecho de hacerlo. Intentaré explicar qué me ha llamado la atención de esa película sin revelar demasiado de su contenido, algo que siempre es difícil.

La carátula de la película. Como veréis más adelante,
esta inocente mirada a cámara me parece casi un error.

–¿Por qué nos hacéis esto?

–¿Por qué no?


Funny Games sorprende por varias cosas. En primer lugar, es bastante violenta, pero no a ojos del espectador. Es decir, hay sangre, cuchilladas y tiros, pero hasta donde recuerdo, solo una de las muertes se produce ante la cámara. Y encima es una muerte falsa, después de que el director se saque de la manga un elemento sobrenatural que te deja con cara de idiota. De hecho, ni siquiera hay sustos.

Otra cosa que sorprende es el motivo de la violencia. ¿Qué lleva a los perturbados psicópatas a jugar con sus víctimas? La idea del juego recuerda irremisiblemente a la saga de terror Saw (posterior pero me atrevería a decir que infinitamente más famosa) pero con una diferencia: Jigsaw busca venganza al principio, la redención de sus víctimas después… en Saw se mata por algo, tiene un leitmotiv coherente y que el espectador puede comprender. En Funny Games, el par de locos juega porque sí. Porque les parece divertido. La muerte, el sufrimiento, es puro entretenimiento. Es totalmente injusto. En ese sentido, se acerca mucho más a la ultraviolencia de La naranja mecánica, por ejemplo.


Rompiendo la cuarta pared


La mayor tontada que le encuentro a la película es un pequeño detalle que aparece cuatro veces contadas a lo largo de los más de 100 minutos de metraje, pero que para mí es totalmente innecesario y se carga el efecto.

Imaginemos: estás sentado viendo cómo un par de hijos de puta torturan a una familia. Aunque sea ficción y en cierto modo te lo estés pasando bien, probablemente tengas ganas de jugar con sus tripas un rato porque realmente te están dando asco, te caen mal. Entonces, sin avisar, uno de los idiotas mira a cámara y te guiña un ojo. O te pregunta qué te parece la situación. A la mierda con el odio, con esa agradable sensación de alejamiento.

Esta rotura de la cuarta pared, de complicidad con el espectador, está bien a veces, por mucho que hace tiempo que haya dejado de resultar original. En los videojuegos este recurso ha dado lugar a escenas míticas. En esta escena de Metal Gear Solid, por ejemplo, Psycho Mantis vuelve loco al jugador leyendo su mente (aka Memory Card) y haciendo vibrar su mando, resultando además imposible derrotarlo sin algo de imaginación.

En el videojuego, el jugador interactúa, es parte de ello. En el cine, uno es mero espectador de lo que ve, y aunque haya recursos para que el espectador se sienta más o menos integrado o partícipe de la acción, creo que romper esta cuarta pared de forma tan directa no tiene ninguna utilidad en Funny Games más allá de sorprender a quien se deje. Y lamentándolo mucho ya no lo hará a los que estén leyendo esto.

En resumen, que yo quería odiarlos. Y después de que aquel tío me mirara a los ojos, no sonreí, tampoco me sorprendí demasiado. Simplemente me quedé con una expresión de ah, vale. Y me costó un rato que me volvieran las ganas de matarlos. Justo el tiempo que tardó el tío en volver a hacer lo mismo.


La crítica


Hasta d
onde he podido leer, la película causa reacciones variopintas. No sé nada de Haneke y no creo haber visto ninguna película más del director, pero he podido atisbar a partes iguales amor y odio en las críticas que he leído. Que si es violencia por violencia, que si está vacía, que si hay planos fijos interminables, que si es boba… Por otra parte también he leído por ahí que te deja trastocado, que es perturbadora, que uno no puede concebir tal maldad injustificada, que es una crítica a la violencia sin sentido del cine (sobre esto último no sé yo qué pensar)… 

Yo optaré por quedarme en un elegante término medio, basado en una constatación empírica: la vi a las cuatro de la mañana y no me dormí. Como mínimo estaba entretenida. Y llegué a odiar al par de desgraciados que salían y al director por la idiotez de hacer que me hablaran directamente. Eso será que no deja indiferente, una frase rancia que aquí debe de venir bien.

… y tiene un remake


La película tiene un remake estadounidense del mismo director, hecho diez años después. No lo he visto pero según tengo entendido es casi una copia plano por plano. Aunque es de agradecer si así al menos una película interesante puede llegar a un público masivo.

A mí ya me parece lo bastante correcta la primera versión, aunque en el remake salgan Tim Roth, Naomi Watts o Michael Pitt, al que vi por primera vez en la también extraña pero interesante Soñadores. Supongo que no será mala opción.

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